Ahí estaba yo, cagandome de miedo encerrado en el baño de los profesores de el colegio donde estudiaba la secundaria, ella me había dicho que me quedara ahí hasta que me avisara para yo salir. Escuché a Marcelo preguntar quién había dejado las luces del patio encendidas, yo sudaba frío y maldecía a mis compañeros por no silvar para avisarme que el portero del colegio había llegado.
En 1986 yo cursaba el 5to año de Secundaria en el Colegio de Aplicación San Marcos, un día de ese año , yo comía un pan con salchipapas en el kiosko que estaba dentro del colegio, platicaba con un compañero cuando Wilo me dijo que andaban tras la hija del portero y que parecía que ella estaba "aflojando", yo solo me reí por que consideraba que era imposible sobrepasar los límites de fastidiarla y bromear con ella ya que era hija de Marcelo, el portero.
No había pasado más de una semana cuando se me acercó Henry y me contó que ya la habían llevado al Parque Castilla y aprovechando la obscuridad que existía cerca del monumento a Gandhi, dieron rienda a sus instintos pasionales y sexuales propios de cualquier adolescente en etapa de desesperación. A decir verdad todo el salón ya estaba enterado de las aventuras de este grupo selecto de amigos.
Una vez me dijeron que ella había puesto como condición, que yo tendría que asistir a una sesión amorosa o de lo contrario les iba a cerrar las puertas de su húmilde corazón, ese día el Cholo Solorzano la llevó a su casa allá en Pumacahua y el Chumbi, Bedoya, Henry y hasta Falén estaban desesperados por que yo no llegaba, nunca llegué pero entre mentiras piadosas ella les dió todo el amor que tenía guardado para mí.
Una vez me dijeron que ella había puesto como condición, que yo tendría que asistir a una sesión amorosa o de lo contrario les iba a cerrar las puertas de su húmilde corazón, ese día el Cholo Solorzano la llevó a su casa allá en Pumacahua y el Chumbi, Bedoya, Henry y hasta Falén estaban desesperados por que yo no llegaba, nunca llegué pero entre mentiras piadosas ella les dió todo el amor que tenía guardado para mí.
El Agrupamiento Risso también fué testigo silencioso de los encuentros ardientes de los jóvenes amantes, cada sección tiene un cuarto para la basura y este era aprovechado por ellos, me contarón una vez que después de la faena la dejaron encerrada allí y un vecino del lugar tuvo que sacarla, no sé si también aprovechó la ocasión, lo cierto es que ya se estaba convirtiendo en una adicción para todo mi salón.
Aquella vez eramos doce, me dejé convencer y aprovechamos que Marcelo había salido con su esposa, saltamos el muro del colegio y ella abrió la puerta trasera, nosotros previamente habíamos regido y nos pusimos de acuerdo que si llegaba el portero los demás silvarían para que el que estuviera adentro saliera; yo salí sorteado con ser el quinto en entrar, primero fué Wilo, luego Ascencios, después el negro Tito, salió ella para meter a otro cuando me vió, ella no sabía que estaba ahí, me jaló del brazo y nos metímos al baño de profesores, me quizo besar y me negué, imaginaba todo lo que había hecho ella con esa boca antes de que yo entrara y nuevamente los nervios me estaban traicionando.
Afuera mis compañeros le daban explicaciones a Marcelo del porqué de nuesra presencia en la puerta del colegio, ellos le dijeron que se habían olvidado un libro y que venían por el , despues, se fuerón olvidandose de mí.
Ella se estaba subiendo encima del water para facilitarme el trabajo, apenas iba yo a empezar a "seducirla" cuando escuché que unas llaves abrían la puerta principal del colegio, me quedé paralizado y ella salió al encuentro de su Papá, me dijo que la esperara.
Me avisó de que saliera, miré alredeor y corrí, salte el muro y una pierna se me quedó trabada del otro lado y caí estrepitosamente, adolorido me levanté y me dirigí al punto de encuentro que era un pinball cerca del pasaje chasqui. Ahí estaban ellos, festejando con gaseosa y chancay, jugando fulbito de mano y solo se rieron al verme, los miré y también me reí.
Nosotros nos graduamos y dejamos de asistir al colegio, aunque dice la leyenda que algunos de mis amigos siguieron frecuentándola, me enteré por ahí que la habían demandado por enfermar a algunos estudiantes de los primeros años y que luego se casó con un chofer de un microbus.
Un día la miré deambulando por el Parque, quizás buscando a alguna víctima o tal vez recordando aquellos tiempos buenos en el colegio, lo que ella no sabe es que para algunos de mis amigos, Marita, así se llamaba, fué y será el primer amor.
una vez que marita entrò al salòn,todo el mundo se le tirò encima manos iban y venian,yo solo alcancè a apretarle una teta...
ResponderEliminarquerido amigo lo contaste con mucha gracia aunque sin ofender tu la caficheaste ajajajaj ...bromita pues....
ResponderEliminarHa sido un gusto leer algunos de estos textos. Yo también soy "santarcisiano" -aunque el adjetivo nunca me gustó-, pero de la promoción 98. Tus anécdotas son excelentes. Logran capturar la anécdota de un modo ágil y divertido. Eres bueno. Te recomendaría que sigas escribiendo. Que el sistema no te absorba (no seas un Gregorio Samsa).
ResponderEliminarJaaaa. Gracias!
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