lunes, 7 de septiembre de 2009

MARCAHUASI

La primera vez que fuì a Marcahuasi fuè cuando estaba en 4to de Secundaria, ese año unos amigos del Colegio y otros del barrio nos adentramos a esa Selva de piedras tan enigmàticas y fantàsticas que hasta el dia de hoy recuerdo.
La segunda vez el grupo de amigos fuè mayor y los nombres que en este momento recuerdo son el de Oscar Saavedra, Cesar Vizquerra, Tito Leòn, Mario y Lucho Kiyohara, Rubèn Rabines, el "Chato" Oscar, Ernesto Sarmiento y yo, el Paulo.
El inicio del viaje ya habìa sido malo, puesto que al ser semana santa las probabilidades de que encontraramos transporte para todos era complicado, a alguièn se le ocurriò llevar una carabina y siendo en ese entonces la epoca del terrorismo, lo escondimos junto con los parantes de la carpa que para no ser descubiertos y confundidos por los comuneros.
En un camiòn subimos solo 2 personas pasando por ese camino lleno de precipicios durante 2 horas, lo peor era cuando se encontraba con otro camiòn que venia de bajada y en el que ibamos tenia que retroceder y todos ayudabamos haciendo contrapeso para no caer al fondo.
Ernesto y yo llegamos a San Pedro de Casta solos y con todas las cosas, allì nos esperaba una procesiòn bastante bizarra, todos con pasamontañas.
Al llegar los demàs, nos quedamos en la puerta de la Municipalidad hasta la mañana en que salimos por el camino largo que dura aproximadamente 3 horas, y estando Marcahuasi a casi 4,000 msnm, debo suponer que para esos tiempos nuestro estado fìsico era envidiable.
En la cima todos nos encontramos, el mito de que la energìa del lugar producìa cambios en el caràcter de las personas nunca lo habìa escuchado hasta ese momento, por que habiendonos acabado las proviciones el mismo dia que llegamos y no teniendo donde comprar comida, la poca fruta que nos quedò era repartida en partes iguales por mì, el extremo fuè cuando tuve que repartir una Mandarina gajo por gajo, el mito se hizo realidad cuando Tito y Rubèn se pelearon por una porciòn extra de Granadilla, todos nos sorprendimos , Cesar apuntàndolos con la carabina gritaba "brigadier, brigadier!!! emulando las epocas del colegio.
Otro pasaje negro de aquella aventura adolescente fuè cuando supuestamente fuìmos de cacerìa, y estando yo al otro extremo de un precipicio, pude notar que Oscar hacìa un disparo con direcciòn contraria a mì, tan solo escuche el zumbido y un golpe seco tocò mi frente, inmediatamente un hilito de sangre se dejò ver...asustados los demàs cruzaron para ver si estaba agonizando o si se podìa ver algo de sesos regados, mas sin embargo mi instinto animal pedìa venganza, tomè la carabina y disparè a cualquiera que se cruzara. Nos perdimos y llegò la neblina, no hallabamos el campamento, allì se habìa quedado Ruben un poco sentido por la pelea con el negro, por un lado el chino Mario me rogaba que no lo dejase ya que sufrìa del corazòn, "tengo un soplo" me dijo, afortunadamente no lo soplè yo por que me habìa fumado como 5 tronchos para alusinar un poco las rocas...vì hasta una roca que se parecìa a Sta Rosa de Lima.

El hambre y el frio no dejaron que disfrutaramos mejor aquel viaje, unos años antes habìamos pasado lo mismo solo que esta vez nadie amaneciò congelado, decidimos regresar antes de que se acabara la semana santa, ahì estabamos sucios y con hambre, reprochàndonos todo lo que saliò mal.

...me sentè al final del camiòn, saquè de mi mochila verde una Mandarina envuelta en papel higiènico..me miraron y tuve que repartirla, pero esta vez nadie se peleò ..me quedè dormido ahì sobre la carpa, hambriento y con un hoyo en la frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario