Aquel fin de semana teniamos un reto, jugarles un partido de futbol a los del coro de la Parroquia y tratar de afianzar nuestra hegemonía en ese ambito deportivo, era lo único en el cual podíamos competir con ellos por que en limpieza del alma estabamos descalificados.
Ya que no fuímos invitados al paseo en Cieneguilla, nosotros, fieles a nuestro estílo decidimos ir sin invitación usando nuestros propios recursos y convencidos de que nuestra experiencia en los Scouts era suficiente para soportar la tremenda caminata que nos aventamos ese día.
2 horas entre el calor y la húmedad no mermaron nuestras fuerzas, eran más las ganas de llegar y de triunfar y no olvidabamos que cada uno en su mochila llevaba 2 botellas de cerveza, llenas, para celebrar el triunfo. Una semana antes habíamos tenido una fiesta y el Sr. Mario dejó 2 cajas de cerveza en la casa de uno de nosotros y luego de usarlas teniamos la intención de devolverlas.
Ante la sorpresa de nuestros amigos del Coro, hicimos nuestro arribo con el escándalo que nos caracterizaba y dispuestos a dar el todo por el todo en el campo, yo había llevado una grabadora y la música ochentera ese día nos inspiró mas que nunca.
Ganamos 12 a 0 y como era de esperarse despues de eso nos tomamos todas las chelas, y como siempre, al final estabamos totalmente misios(sin dinero) solo para el pasaje en Enatru de regreso. El hambre y la sed cada vez era mas grande, y a lo lejos como un espejismo pudimos divisar una carreta, una paisana vendía arroz con pato y nosotros estabamos en un dílema, devolver las botellas o comernos aquel arroz con pato que mas bien parecía paloma...
Sin verguenza alguna nos devoramos hasta los huesitos y pronto estuvimos listos para el regreso.
Ya en el Enatru, a 10 minutos de haber salido me dieron ganas de orinar, a otros de otra cosa y el dílema era que si nos bajabamos no teníamos para tomar otro omnibus, mis ganas fueron mas intensas y decidimos bajar por algún lugar de La Molina, en un centro comercial iniciamos la busqueda del baño al cual llegamos pronto y fuímos felices...muy felices.
Aquella vez, todos nosotros, Ernesto, Tito, Rubén, Piky y algunos otros que no recuerdo hicimos lo que para la gente normal sería muy cansado y loco, pero lo disfrutamos mucho, como disfrutabamos todo lo que hacíamos juntos.
Ese día todos metieron gol...hasta el negro Tito.
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